El Guernica, una obra para la humanidad

El Guernica es una obra realizada por Pablo Picasso (Málaga, España; 25 de octubre de 1881 — Mougins, Francia; 8 de abril de 1973). Se trata de un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones, concretamente 3,51x7,82 metros. Lo más interesante de este cuadro es el contexto en el que fue realizado, ya que es fundamental para entender el propio significado del Guernica, así como su trascendencia en la Historia del Arte Universal.
                       

                          

Josep Renau Berenguer (Valencia, España; 1907 – Berlín, Alemania; 1982), el director General de Bellas Artes encargó a Pablo Picasso en enero de 1937 una obra para que fuese expuesta en el pabellón español de la Exposición Internacional de París de ese mismo año. Se trata de una obra que debía situarse en una pared de dicho pabellón, por lo que sus medidas ya estaban predeterminadas.
Este cometido llega en un momento de plena efervescencia de la Guerra Civil española (julio 1936 – abril 1939), de manera que el cuadro es en verdad una obra propagandística del bando republicano. La obra debía mostrar al mundo el drama por el que España estaba atravesando por el ataque de los fascistas. Sin embargo, Picasso quiere que sea una obra por la que ser recordado, quiere que tenga repercusión histórica y una proyección universal, es decir, busca una obra para toda la humanidad. Así es como Picasso comienza a elucubrar cómo encarar esta obra, pero la deja temporalmente apartada hasta encontrar un tema con el que conseguir su propósito universal.

El 26 de abril de 1937 se produce el bombardeo de Guernica (Vizcaya). Era lunes, un día de mercado. Las calles estaban concurridas, pues en este momento, además de los alrededor de 5500 habitantes, Guernica contaba con numerosos refugiados que huyen del Frente. Se calcula que pudo haber en torno a 7500 personas en el pueblo. El bando nacional decide atacar Guernica para cortar las comunicaciones entre el Frente y el cinturón defensivo de Bilbao. El acontecimiento no era un simple ataque dirigido a destruir un puente o unas fábricas; había estado cerca de la devastación de una comunidad. Era, por tanto, un acto terrorista y no un objetivo militar. 

En la animación inferior puedes observar el desarrollo del ataque a Guernica pulsando en las flechas:

El presidente de Euskadi en estos momentos, José Antonio de Aguirre, declara a la prensa vasca la mañana del 27 de abril:

«Los aviadores alemanes al servicio de los rebeldes españoles han bombardeado Guernica, quemando la ciudad histórica venerada por todos los vascos. Han intentado herirnos en lo más sensible de nuestros sentimientos patrióticos, mostrando una vez más que Euskadi no pueden esperar nada de quienes no vacilan en destruir el país, hasta el umbral de santuario de nuestros siglos de libertad y de democracia.»

Esta misma noche, Radio Nacional emitía en Salamanca un comunicado en el que decía:

«¡Miente Aguirre! Miente vilmente. En primer término, no hay aviación alemana ni extranjera en la España nacional. Hay aviación española. Noble, heroica aviación española, que lucha constantemente con aviones rojos, que son rusos, franceses y conducen aviadores extranjeros. En segundo lugar, Guernica no ha sido incendiada por nosotros. La España de Franco no incendia. La tea incendiaria es monopolio de los incendiarios de Irún, de los que han incendiado Eibar, de los que trataron de quemar vivos a los defensores del Alcázar de Toledo.»

No sería hasta 1977 cuando Alemania reconociese que había sido la Legión Cóndor la responsable del bombardeo de Guernica, bajo el consentimiento del bando nacional.
Sin embargo, no deja de ser llamativo cómo el bombardeo de Guernica continua siendo en la actualidad objeto de controversia. Me gustaría dejar este enlace a varios artículos que sirven de ejemplo para mostrar como todavía hoy en día hay personas que no reconocen que el atentado de Guernica fuese promovido por el bando franquista y sus aliados, así como dan razones que explican que el cuadro no representa dicho atentado. 

Los periódicos Ce Soir y L'Humanité con
la noticia del ataque a Guernica en portada

Por otro lado, hay que tener en cuenta, que en el 37 Picasso ya no vivía en España, sino que había establecido su residencia en París. De hecho, ya no volvería nunca más a su tierra natal. De esta manera, el pintor conoce los hechos del bombardeo mediante los periódicos franceses, en los que se publican fotografías en blanco y negro. El primero de ellos fue Ce Soir, la tarde del 27. Al día siguiente el diario comunista L’Humanité hace de la noticia su gran cabecera y muestra fotografías de los fallecidos. Los periódicos con ideas más conservadoras reproducen la idea del bando nacional y culpan a los milicianos republicanos. Picasso realiza la obra del Guernica entre los meses de mayo y junio de 1937, siguiendo estas fotografías como fuente inspiración y realizando diversos bocetos.

Vista aérea de Guernica tras el bombardeo

Personalmente, lo más impactante de esta obra para mí es la capacidad de transmitir sentimientos, el horror una guerra y lo absurdo de su existencia. Picasso no quiere representar cada uno de los acontecimientos que sucedieron en Guernica, sino que se sirve de las fotografías periodísticas para entender el dolor del pueblo, la principal víctima inocente en los conflictos armados. El artista se implica en el cuadro, no cuenta los hechos de manera aislada, sino que se traslada hasta ellos y toma partido en la Guerra Civil. Con el Guernica, Picasso decide posicionarse completamente por la causa republicana, apoyando a un gobierno que él consideraba legítimamente elegido por el pueblo en las urnas. Me ha llamado la atención una de las frases que Pablo Picasso dirigió a un periodista tras la II Guerra Mundial, ya que creo que definen la función que el artista otorgaba al arte y con la que me siento muy identificada:

«¿Qué cree usted que es un artista? ¿Un imbécil que sólo tiene ojos si es pintor, oídos si es músico o una lira que ocupa todo su corazón si es poeta? Bien al contrario, es un ser político, constantemente consciente de los acontecimientos estremecedores, airados o afortunados a los que responde de todas maneras. No, la pintura no se hace para decorar pisos.»

Además, Picasso emplea las formas cubistas de una manera universal. Esto significa que decide utilizar los símbolos de la identidad nacional, como el toro, el caballo y la madonna, sin dotarles de ningún sentido espiritual o mítico. No importan tanto las interpretaciones sobre cada figura que compone e cuadro, ya que cada persona puede asociarlos a distintos símbolos. Lo más significativo del lienzo son los sentimientos que es capaz de transmitir de manera muy impactante para el espectador. De esta manera es como Picasso consigue explicar el concepto universal de “guerra”.

Picasso pintando el Guernica

Otra consideración importante que amplifica el sentido de “proyección universal” es el hecho de que Picasso quiso implicar al espectador directamente en la obra. Cuando terminó el Guernica pensó en colorearlo, pero gracias a la recomendación de Dora Maar (Tours, Francia; 1907 – París, Francia; 1997) sobre utilizar cartulinas de colores, el artista comprendió que la fuerza del cuadro residía en la escala de grises. Picasso únicamente dejó una serie de lágrimas rojas que el espectador podía situar en el cuadro a su gusto; una manera de involucrar al público activamente en la obra y hacerla propia.

El Guernica es una pintura para el pueblo, para la humanidad, que ha sufrido el peso las guerras de sus reyes y gobiernos desde el principio de los tiempos. La obra se convierte así en el testimonio de lo que es capaz de hacer el ser humano, siendo un auténtico alegato antifascista.

Para terminar me gustaría hablar sobre una cuestión que hoy en día sigue abierta al debate. El Guernica sirvió como fuente de recursos e ingresos para la causa republicana, ya que en todos los lugares en que se exponía se pedía al público donar algo por verlo. Cuando la dictadura franquista se impuso en España en 1939, Picasso resolvió que su obra no volvería a esta tierra hasta que la democracia volviese a instaurarse. Por este motivo estuvo durante varios años en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Después, en 1981, el Guernica se instaló en el Casón del Buen Retiro, bajo el gobierno de Adolfo Suárez, secretario general de la UCD. Finalmente, la obra consiguió su emplazamiento actual en el  Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 1992.

En mi opinión, Picasso no hubiese permitido el regreso del Guernica a España bajo las condiciones en que se produjo. El Guernica era y es una obra para el pueblo de la República, no para el Gobierno de España. La UCD (Unión de Centro Democrático) era un partido político formado por algunos herederos del régimen fascista. Además, la propia monarquía española instaurada en la figura de Juan Carlos I venía de la mano de Franco, quien se había encargado de su formación y había apartado a su padre, Juan de Borbón, del trono. ¿Era esta monarquía parlamentaria aquella democracia de la que había hablado Picasso? No, Picasso había apostado por el gobierno legítimo de la República, sin maquillajes ni medias tintas.

[Si os gustaría conseguir más información e imágenes sobre el Guernica y su proceso de elaboración  podéis pinchar en lo siguientes enlaces: aquí y aquí.] 

Bibliografía en libros:
- ARNHEIM, R., El "Guernica" de Picasso, Barcelona, 1981, Gustavo Gili.
- DE LA PUENTE, JOAQUÍN, El Guernica, historia de un cuadro, Madrid, 1983, Silex.
- REIG TAPIA, ALBERTO, Violencia y terror, Madrid, 1990, Akal universitaria.
Bibliografía en la red:
- El País: ¡Guernica!, ¡Guernica! (Español). http://elpais.com/elpais/2013/01/21/opinion/1358770500_511370.html  [Última consulta: octubre 24 de 2013].
- El Mundo: Un grito contra la barbarie (Español)  http://www.elmundo.es/especiales/2011/10/cultura/guernica/grito.html  [Última consulta: octubre 24 de 2013]. 

Natalia Gómez García