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La propaganda de la Primera Guerra Mundial

La RAE define el término "propaganda" con cuatro acepciones:
  1. Acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores.
  2. Textos, trabajos y medios empleados para este fin.
  3. Congregación de cardenales nominada De propaganda fide, para difundir la religión católica.
  4. Asociación cuyo fin es propagar doctrinas, opiniones, etc.
Para este trabajo la acepción que mejor se adapta al tema que se va a tratar es la primera. En momentos de conflictos bélicos, los diferentes bandos han utilizado la propaganda para conseguir nuevos adeptos a su causa. El objetivo último de la propaganda es influir en las consciencias de las personas para cambiar su percepción sobre un hecho concreto, en este caso la guerra.
La propaganda siempre ha generado distintas visiones, es decir, diferentes modos de percibirla. Por un lado, puede infiltrarse en la vida cotidiana de la sociedad sin que se esta sea capaz de percibir en los primeros momentos, un método que actualmente se emplea en la publicidad de medios de comunicación. Por otra parte, se puede recurrir a la propaganda explícita, de manera que el espectador es consciente de que aquello que percibe se está refiriendo directamente a él.
A partir de las Guerras Mundiales, se emplearon como medio de difusión objetos a los que la sociedad ya estaba acostumbrada a ver en otros contextos, es decir, unos códigos visuales que los ciudadanos habían asimilado como propios. Numerosas celebridades han apoyado a la propaganda desde su existencia como entidad propia, de forma que el mensaje que la política quiere transmitir se endulza con su presencia y lo acerca más al ciudadano de a pie. Antes que el teatro o las consideradas como bellas artes (pintura, escultura y arquitectura), se prefiere utilizar un arte que englobe a todas las tradiciones de una determinada sociedad o nación. Se trata del concepto al que posteriormente, en torno a la década de los 40 y 50 del siglo XX se denominó como la "industria cultural", por los teóricos Adorno y Horkheimer, pertenecientes a la Escuela de Frankfurt. Estos realizaron una crítica a los medios de masas (cine, radio y fotografía) y la función que estaban cumpliendo en esos momentos para con la sociedad.
En esta entrada nos centramos en lo que supuso un gran impacto psicológico para el ser humano en el siglo XX: la Primera Guerra Mundial. En el periodo que ocupan los años que van desde el 28 de julio de 1914 hasta el 11 de noviembre de 1918 tiene lugar el mayor conflicto bélico conocido en la Historia de Europa; 32 países entraron en guerra y 65 millones de hombres tomaron las armas, lo que dio como resultado a más de 10 millones de personas murieron y más de 20 millones de heridos. Los bombardeos aéreos y a larga distancia provocaron la muerte tanto de soldados como de civiles inocentes. Esto trajo como consecuencia el sufrimiento de los horrores de la guerra, levantamientos políticos, la victoria y la derrota.

Propaganda de los Aliados: Adelante hacia la Victoria
A continuación se muestra un vídeo como resumen de los acontecimientos de la I Guerra Mundial:


Your Country Needs You de Alfred Leete (1914)
Durante este tiempo se realizaron numerosos carteles que animaban a los ciudadanos a alistarse en las filas del ejército. Muchos de ellos son extensamente conocidos por la población actual debido a las parodias que de ellos se han hecho, por lo que en ocasiones se olvida su objetivo original.
Uno de ellos es el cartel de Alfred Leete, en el que el secretario para la Guerra Lord Kitchener aparece representado señalando con el dedo y mirando fijamente al espectador con un texto bajo él que reza así: "Tu país TE necesita". Esto puede relacionarse con el hecho de que se necesitaba un gran ejército, no ya uno pequeño pero más profesional; la I Guerra Mundial llevó a poblaciones enteras al campo de batalla y a las trincheras. El cartel se convirtió en un icono británico y fue inmediatamente reconocible en cualquier parte.
Este mismo formato también lo aplicaron otros países, empleando siempre figuras alegóricas de soldados o políticos que interactuaban con su público.

I want you for U.S. Army de Mongomery Flagg (1917)
Otro de los más famosos carteles es el del Tío Sam, elaborado por James Montgomery Flagg, quien decidió reproducir a este personaje porque era un símbolo de la unión del Estado y la Nación como prototipo americano, con el texto "Te quiero a TI para el ejército de Estados Unidos". El carácter de este cartel tiene un tono más autoritario que el anterior, con el cual se quería dar a entender que ser un "ciudadano americano" otorgaba derechos a los civiles, pero también una serie de deberes que no se podían eludir, como acudir al rescate de la patria en momentos de guerra.
Cartel de Pál Suján (1917)
En muchos casos se entendió que marchar al combate podía servir para poner fin al alcoholismo y la desidia, solucionando importantes de esta forma problemas de la sociedad de principios del siglo XX. Pero esta visión "purificadora" del ejército se fue diluyendo progresivamente, conforme salían a la luz las terribles consecuencias de la Gran Guerra. Por esta razón, también se confeccionaron carteles que mostraban las heridas de los soldados, muchas de ellas irreversibles; el fin era encontrar financiación para la asistencia médica en la guerra. Esta característica puede observarse en el cartel de Pál Suján para la Exposición nacional para el auxilio de guerra en Bratislava, en el que aparece un ex-soldado sin brazo cosechando los campos (los cuales son del estilo de Van Gogh).
Cartel Las Mujeres de Gran
Bretaña dicen ¡Ve!
 (1914-1919)
El papel de la mujer durante la I Guerra Mundial también se halla reflejado en este tipo de carteles. Se la presenta como un ser indefenso que implora la protección de su marido, su padre, su hermano o su hijo; pero al mismo tiempo dota a la mujer de cierta autoridad sobre el joven, ya que en algunos de ellos, como el de Las mujeres de Gran Bretaña dicen: ¡Ve!

Cartel
¿Quién está ausente? ¿Eres tú?
La función de la familia se vio reforzada como ese algo por el que hay que luchar para conservar.
Cartel que apela al patriotismo
con la frase: Papá, ¿qué hiciste
TÚ en la Gran Guerra?
(1917)
Participar activamente en la guerra era un orgullo para el hombre, pues podría contar sus anécdotas a sus hijos y nietos. Se trataba de inculcar en las futuras generaciones un amor y respeto por su patria. De igual forma que se con ello se promovía que no hubiese ningún ciudadano que se abstuviese de luchar en la guerra, lo que sería considerado una vergüenza y deshonor para su familia.

Sin embargo, no es necesario volver hasta las primeras décadas del siglo XX para comprobar los efectos de la propaganda, sino que en la actualidad se siguen empleando los mismos recursos con los mismos propósitos. La publicidad cuenta con las teorías de la psicología del comportamiento y de las ciencias sociales, además de intensos estudios de mercado que utilizan en televisión y en un nuevo "arma", Internet. Un ejemplo de ello son los vídeos que utilizan importantes políticos para sus campañas electorales, como Barack Obama rodeado de celebrities.




¿Realmente hemos cambiado, nuestra sociedad es diferente a la que vivió las Guerras Mundiales? ¿Han aprendido algo nuestros políticos? Lo que está claro es que la propaganda, y la publicidad en general, hoy en día tiene un poder indiscutible en la sociedad de consumismo en que vivimos.


Bibliografía:
- CLARK, Toby, Arte y Propaganda en el siglo XX: la imagen política en la era de la cultura de masas, Madrid, 2000.
- VV.AA., Arte desde 1900: modernidad, antimodernidad, posmodernidad, Madrid, 2006. 

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