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El arte en la Revolución Francesa 1789-1799-Antecedentes.

La revolución fue uno de los conflictos sociales y políticos que produjeron más transformaciones. Supuso una ruptura con el Antiguo Régimen basado en un sistema prácticamente feudal en el que la mayoría de la población vivía de las rentas del campo mientras que una minoría de aristócratas poseía la riqueza y monopolizaban aspectos como el arte y la cultura. El verdadero mundo rural no se solía expresar directamente en el arte. Este se producía para patronos ricos, querían imágenes que reflejaran orden, estabilidad, comodidad y encanto para racionalizar y legitimar su esfera de control. Esto se puede ver en la obra de Thomas Gainsborough, el Retrato de Robert y Mary Andrews de 1748-49. En el cuadro se representa a una pareja recién casada con sus posesiones, la esposa sostiene un faisán trofeo de su marido el joven caballero de la izquierda lo que significa que ella también es un trofeo de caza.
Retrato de Robert y Mary Andrews- Thomas Gainsborough

Cuando pintaron el mundo rural, se representó de forma idealizada, como lugar de ocio y paz. Un ejemplo es Paisaje con un leñador cortejando a una vaquera de 1755 de Thomas Gainsborough en el que los trabajadores hacen una pausa para dar cabida al amor. Una imagen más auténtica de la vida rural en el siglo XVIII se observa en la obra de Giacomo Ceruti, Viejo apoyado en una pala. Presenta a un personaje que sufre y cuyo cuerpo fatigado descansa para no entumecerse a causa de esfuerzo físico continuo y prolongado.  El personaje mira al espectador con comprensión, se desconoce el público que pudiera estar interesado en este tipo de obras.

Muchos artistas de este periodo se dedicaron a captar el encantador carácter de los niños de ambientes acomodados, los niños de las zonas rurales eran ya autosuficientes al llegar a los seis años. El académico François-Hubert Drouais fue el pintor favorito de la corte de Luis XV por sus retratos de niños. En 1763 realizó el retrato de los hijos de la familia real, el futuro Carlos X, hermano menor de Luis XIV y su hermana la futura reina de Cerdeña.  La niña va vestida como una pastora, pues una forma de ocio cortesano era imitar las costumbres populares como una especie de descenso a los barrios bajos. Destaca también el Niño de azul de Gainsborough.
El conde d'Artois y su hermana, Madame Clotilde-François-Hubert Drouais

Luis XIV al centralizar su gobierno y cambiar el poder de la nobleza, favoreció a las clases medias que aumentaron cada vez más su poder material, pero no podían acceder a posiciones o cargos políticos importantes. Se convirtieron en público crítico de arte y fueron ganando peso en la vida social y cultural. Rivalizaron a la aristocracia creando sus propios gustos, se ve en obras como El sirviente negro y la cocinera de Lancret que muestra la cocina de la clase media. Otros ejemplos pueden ser el Desayuno de Boucher o la Señora tomando el té de Jean Batiste-Simeón Chardin. Boucher era un pintor muy ligado a la corte incluso le nombraron Primer Pintor del reino, Chardin en cambio reflejaba las influencias progresistas en la vida y la cultura francesas de la época.


Dominaba el arte rococó, sugería un mundo de objetos sensuales, miniaturas, decoración ornamental e interiores de los aristócratas y clases medias, elevadas que abandonaron la corte de Versalles a la muerte de Luis XIV. La institución de las bellas artes al servicio de la corte y a alta nobleza era a Académie Royale des Beaux-Arts, cuyas exposiciones en el Salón garantizaban la carrera de los artistas. En el siglo XVIII proliferaron por doquier las academias de arte y exposiciones patrocinadas por las casas reales. La Royal Academy se fundó por Jorge III para rivalizar con Luis XV quien le derrotó en la Guerra de los Siete Años. En la Academia se trataban temas mitológicos y bíblicos que servían en muchas ocasiones para justificar el poder del monarca. Las personas de tez negra aparecían como criados y esclavos en ambientes lujosos, funcionando así como objeto exótico. Se pusieron de moda las obras originales del Extremo Oriente así como sus copias europeas y variaciones conocidas como chinoiserie.

Se fueron introduciendo las ideas y cultura inglesa como una moda, en la que destacó Hogarth en cuya obra  Aventuras de un libertino, ejemplifica la mentalidad moralizadora de la época y los males de las instituciones sociales. Su famosa serie Marriage à la Mode consta de seis escenas que tratan la ambigüedad del estatus social, la degeneración de las líneas aristocráticas y los males del matrimonio de conveniencia. También ridiculiza la costumbre de coleccionar obras de arte. A pesar de esto el pintor dirigió sus cuadros a un público aristocrático y tenía un pensamiento fuertemente clasista. Esta contradicción la veremos en  otros autores como Greuze que retratará a los campesinos pero para un público aristócrata. Un ejemplo de su obra es L’Accordeé de villge de 1761.
Marriage à la Mode-Hogarth

La mujer solía representarse en ambientes hogareños o de forma sexual destinadas a exaltar a los varones. Un ejemplo de este tipo de pintura era Franonard cuyas obras rozaban lo pornográfico y hablaban de la promiscuidad de la alta sociedad. Un ejemplo es el Columpio encargado por Saint Julien representante del clero. Las mujeres incorporaron esta actitud machista, solo se preocupaban de cómo aparecer ante los hombres con lo cual se convirtieron en objetos visuales. Sin embargo hubo una minoría que no se conformó con esto y destacó en la vida cultural como la artista Elisabeth-Louise Vigée-Lebrun, la pintora favorita de la reina María Antonieta. Se dedicaba a hacer retratos para la nobleza e hizo autorretratos sobre ella y su hija. Cuando estalló la revolución vivió en Italia exiliada hasta la restauración de la monarquía borbona.

El arte de la época estuvo influido por el teatro contemporáneo, las figuras aparecen como actores que estuviesen representando un papel. Primaba lo masculino y el respeto a la autoridad parental, estos temas serían asimilados en forma democrática por la siguiente generación en transición al neoclásico. El neoclasicismo revolucionario tuvo como principal representante a Jaques-Louis David y sus discípulos. Fue el pintor de la revolución comprometido a nivel político con los principios de la Ilustración. Se fundieron las características didácticas y emocionales con la pintura histórica. Organizaron revueltas en las que el pueblo se separó definitivamente del despotismo real haciendo que el neoclasicismo adoptase una concepción progresista de la que la clase media fue protagonista.

El primer trabajo de la burguesía revolucionaria es el Juramento de los Horacios de David, muy relacionado con el Contrato Social de Rousseau. Su austeridad espartana y el tema de la virtud cívica y del autosacrificio evocan ideas similares a las del libro, el juramento subordina las ideas individuales al conjunto de la composición. Refleja además una unidad política en torno a una figura paterna. Esta idea cuadra con la moralidad de la burguesía pero también tiene que ver con el trauma de su niñez por la pérdida de su padre. El orden y la claridad de esta obra neoclásica contrastan con la lujuria  y la apariencia superficial del estilo rococó, a pesar de lo cual molestó a los críticos conservadores. Las mujeres del cuadro aparecen apartadas y más pequeñas, en una posición inferior a la de los héroes varones. Esta devaluación femenina se sancionará con la revolución.

Juramento de los Horacios-Jaques-Louis David 
Intentaron bloquear militarmente las ideas progresistas provenientes de países como Inglaterra u Holanda. Estas se basaban en enfatizar el estado como voluntad general del pueblo, y no de una figura absolutista, ideas romanas como la nobleza cuyos intereses coincidan con el bienestar público, el heroísmo y la búsqueda de la libertad de manera patriota. La burguesía utilizó la idea de libertad y el fervor de la masa campesina como apoyo para ascender posiciones frente a la aristocracia privilegiada, aunque la revolución consistió finalmente en una insurrección del pueblo obrero.

Otra de las grandes obras de David es la Muerte de Sócrates, que destacó en el Salón en  1787. Sócrates es de nuevo otra figura patriarcal que se sacrifica por sus principios morales. La mazmorra en la que se encontraba hacía recordar a los prisioneros recluidos en la Bastilla, manejados por la aristocracia corrupta. Finalmente la Bastilla cayó y se liberó a los prisioneros. En la pintura de Lavoisier y su esposa explica como el modelo científico podía servir como base de la nueva sociedad que crease leyes a través de una asamblea representativa. En este caso la propia figura de Lavoisier desvía la atención a su mujer, a pesar de ello aparece como parte de la decoración del entorno científico del protagonista no obstante estudió arte con el propio autor y ayudó a su marido traduciendo sus obras a otros idiomas. Con la toma de la Bastilla, Lavoisier casi pierde la vida y él y el autor decidieron no publicar durante un tiempo el cuadro.

La corona encargó una obra a David pero este decidió cambiar el tema y se escondió para que no le interrumpieran en su elaboración. Se trata del cuadro Lictores devolviendo a Bruto los cuerpos de sus hijos. Es un cuadro revolucionario puesto que retrata el origen de la Primera República Romana. El deber del estado debía imponerse a los lazos familiares y sentimentales, de tal modo que la figura paterna ha de condenar a muerte a sus hijos por traición al Estado y al bienestar público. Se trata del último cuadro que pintó el artista para el Antiguo Régimen y el que le convirtió en artista de la revolución. 

Lictores devolviendo a Bruto los cuerpos de sus hijos- Jaques-Louis David 

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