La revolución fue uno de los conflictos
sociales y políticos que produjeron más transformaciones. Supuso una ruptura
con el Antiguo Régimen basado en un sistema prácticamente feudal en el que la
mayoría de la población vivía de las rentas del campo mientras que una minoría
de aristócratas poseía la riqueza y monopolizaban aspectos como el arte y la
cultura. El verdadero mundo rural no se solía expresar directamente en el arte.
Este se producía para patronos ricos, querían imágenes que reflejaran orden,
estabilidad, comodidad y encanto para racionalizar y legitimar su esfera de
control. Esto se puede ver en la obra de Thomas
Gainsborough, el Retrato de Robert y
Mary Andrews de 1748-49. En el
cuadro se representa a una pareja recién casada con sus posesiones, la esposa
sostiene un faisán trofeo de su marido el joven caballero de la izquierda lo
que significa que ella también es un trofeo de caza.
Retrato de Robert y Mary Andrews- Thomas Gainsborough |
Cuando pintaron el mundo rural,
se representó de forma idealizada, como lugar de ocio y paz. Un ejemplo es Paisaje con un leñador cortejando a una
vaquera de 1755 de Thomas Gainsborough en el que los trabajadores hacen una
pausa para dar cabida al amor. Una imagen más auténtica de la vida rural en el
siglo XVIII se observa en la obra de Giacomo Ceruti, Viejo apoyado en una pala. Presenta a un personaje que sufre y cuyo
cuerpo fatigado descansa para no entumecerse a causa de esfuerzo físico
continuo y prolongado. El personaje mira
al espectador con comprensión, se desconoce el público que pudiera estar
interesado en este tipo de obras.
Muchos artistas de este periodo se dedicaron a
captar el encantador carácter de los niños de ambientes acomodados, los niños
de las zonas rurales eran ya autosuficientes al llegar a los seis años. El
académico François-Hubert Drouais
fue el pintor favorito de la corte de Luis XV por sus retratos de niños. En
1763 realizó el retrato de los hijos de la familia real, el futuro Carlos X,
hermano menor de Luis XIV y su hermana la futura reina de Cerdeña. La niña va vestida como una pastora, pues una
forma de ocio cortesano era imitar las costumbres populares como una especie de
descenso a los barrios bajos. Destaca también el Niño de azul de Gainsborough.
El conde d'Artois y su hermana, Madame Clotilde-François-Hubert Drouais |
Luis XIV al centralizar su
gobierno y cambiar el poder de la nobleza, favoreció a las clases medias que aumentaron
cada vez más su poder material, pero no podían acceder a posiciones o cargos
políticos importantes. Se convirtieron en público crítico de arte y fueron
ganando peso en la vida social y cultural. Rivalizaron a la aristocracia
creando sus propios gustos, se ve en obras como El sirviente negro y la cocinera de Lancret que muestra la cocina de la clase media. Otros ejemplos
pueden ser el Desayuno de Boucher o la Señora tomando el té de Jean
Batiste-Simeón Chardin. Boucher era un pintor muy ligado a la corte incluso
le nombraron Primer Pintor del reino, Chardin en cambio reflejaba las
influencias progresistas en la vida y la cultura francesas de la época.
Dominaba el arte rococó, sugería un mundo de objetos sensuales, miniaturas,
decoración ornamental e interiores de los aristócratas y clases medias,
elevadas que abandonaron la corte de Versalles a la muerte de Luis XIV. La
institución de las bellas artes al servicio de la corte y a alta nobleza era a Académie Royale des Beaux-Arts, cuyas
exposiciones en el Salón garantizaban la carrera de los artistas. En el siglo
XVIII proliferaron por doquier las academias de arte y exposiciones
patrocinadas por las casas reales. La Royal
Academy se fundó por Jorge III para rivalizar con Luis XV quien le derrotó
en la Guerra de los Siete Años. En la Academia se trataban temas mitológicos y
bíblicos que servían en muchas ocasiones para justificar el poder del monarca.
Las personas de tez negra aparecían como criados y esclavos en ambientes
lujosos, funcionando así como objeto exótico. Se pusieron de moda las obras
originales del Extremo Oriente así como sus copias europeas y variaciones
conocidas como chinoiserie.
Se fueron introduciendo las ideas
y cultura inglesa como una moda, en la que destacó Hogarth en cuya obra Aventuras de un libertino, ejemplifica
la mentalidad moralizadora de la época y los males de las instituciones
sociales. Su famosa serie Marriage à la
Mode consta de seis escenas que tratan la ambigüedad del estatus social, la
degeneración de las líneas aristocráticas y los males del matrimonio de
conveniencia. También ridiculiza la costumbre de coleccionar obras de arte. A
pesar de esto el pintor dirigió sus cuadros a un público aristocrático y tenía
un pensamiento fuertemente clasista. Esta contradicción la veremos en otros autores como Greuze que retratará a los campesinos pero para un público
aristócrata. Un ejemplo de su obra es L’Accordeé
de villge de 1761.
Marriage à la Mode-Hogarth |
La mujer solía representarse en
ambientes hogareños o de forma sexual destinadas a exaltar a los varones. Un
ejemplo de este tipo de pintura era Franonard
cuyas obras rozaban lo pornográfico y hablaban de la promiscuidad de la alta
sociedad. Un ejemplo es el Columpio
encargado por Saint Julien representante del clero. Las mujeres incorporaron
esta actitud machista, solo se preocupaban de cómo aparecer ante los hombres
con lo cual se convirtieron en objetos visuales. Sin embargo hubo una minoría
que no se conformó con esto y destacó en la vida cultural como la artista Elisabeth-Louise Vigée-Lebrun, la
pintora favorita de la reina María Antonieta. Se dedicaba a hacer retratos para
la nobleza e hizo autorretratos sobre ella y su hija. Cuando estalló la
revolución vivió en Italia exiliada hasta la restauración de la monarquía
borbona.
El arte de la época estuvo
influido por el teatro contemporáneo, las figuras aparecen como actores que
estuviesen representando un papel. Primaba lo masculino y el respeto a la
autoridad parental, estos temas serían asimilados en forma democrática por la
siguiente generación en transición al neoclásico.
El neoclasicismo revolucionario tuvo como principal representante a Jaques-Louis David y sus discípulos.
Fue el pintor de la revolución comprometido a nivel político con los principios
de la Ilustración. Se fundieron las características didácticas y emocionales
con la pintura histórica. Organizaron revueltas en las que el pueblo se separó
definitivamente del despotismo real haciendo que el neoclasicismo adoptase una
concepción progresista de la que la clase media fue protagonista.
El primer trabajo de la burguesía
revolucionaria es el Juramento de los
Horacios de David, muy relacionado con el Contrato Social de Rousseau. Su austeridad espartana y el tema de
la virtud cívica y del autosacrificio evocan ideas similares a las del libro,
el juramento subordina las ideas individuales al conjunto de la composición. Refleja
además una unidad política en torno a una figura paterna. Esta idea cuadra con
la moralidad de la burguesía pero también tiene que ver con el trauma de su
niñez por la pérdida de su padre. El orden y la claridad de esta obra neoclásica
contrastan con la lujuria y la
apariencia superficial del estilo rococó, a pesar de lo cual molestó a los
críticos conservadores. Las mujeres del cuadro aparecen apartadas y más
pequeñas, en una posición inferior a la de los héroes varones. Esta devaluación
femenina se sancionará con la revolución.
Juramento de los Horacios-Jaques-Louis David |
Intentaron bloquear militarmente
las ideas progresistas provenientes de países como Inglaterra u Holanda. Estas
se basaban en enfatizar el estado como voluntad general del pueblo, y no de una
figura absolutista, ideas romanas como la nobleza cuyos intereses coincidan con
el bienestar público, el heroísmo y la búsqueda de la libertad de manera
patriota. La burguesía utilizó la idea de libertad y el fervor de la masa
campesina como apoyo para ascender posiciones frente a la aristocracia privilegiada,
aunque la revolución consistió finalmente en una insurrección del pueblo
obrero.
Otra de las grandes obras de
David es la Muerte de Sócrates, que
destacó en el Salón en 1787. Sócrates es
de nuevo otra figura patriarcal que se sacrifica por sus principios morales. La
mazmorra en la que se encontraba hacía recordar a los prisioneros recluidos en
la Bastilla, manejados por la aristocracia corrupta. Finalmente la Bastilla
cayó y se liberó a los prisioneros. En la pintura de Lavoisier y su esposa explica como el modelo científico podía
servir como base de la nueva sociedad que crease leyes a través de una asamblea
representativa. En este caso la propia figura de Lavoisier desvía la atención a
su mujer, a pesar de ello aparece como parte de la decoración del entorno científico
del protagonista no obstante estudió arte con el propio autor y ayudó a su
marido traduciendo sus obras a otros idiomas. Con la toma de la Bastilla,
Lavoisier casi pierde la vida y él y el autor decidieron no publicar durante un
tiempo el cuadro.
La corona encargó una obra a
David pero este decidió cambiar el tema y se escondió para que no le
interrumpieran en su elaboración. Se trata del cuadro Lictores devolviendo a Bruto los cuerpos de sus hijos. Es un cuadro
revolucionario puesto que retrata el origen de la Primera República Romana. El
deber del estado debía imponerse a los lazos familiares y sentimentales, de tal
modo que la figura paterna ha de condenar a muerte a sus hijos por traición al
Estado y al bienestar público. Se trata del último cuadro que pintó el artista
para el Antiguo Régimen y el que le convirtió en artista de la revolución.
Lictores devolviendo a Bruto los cuerpos de sus hijos- Jaques-Louis David |
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